PRINCIPIOS TEMPLARIOS

Nobles Damas y Caballeros:

Los templarios tenemos prohibida la caza, excepto si no es para saciar el hambre.

Jamás un caballero cristiano debe temer nada de nosotos.

Siempre respetaremos a los que se dirigen a Dios de otra forma, aunque la mía sea católica y cristiana.

Que mi blanco manto nunca sea manchado por la falta de castidad o por la deshonestidad de la bellaquería y la mentira.

Ni mujeres ni niños deben esperar otra cosa que protección.

Jamás el odio tendrá arraigo en nuestros corazones

Defenderemos siempre al débil por el mero hecho de serlo, aunque luego en la intimidad tengamos que preguntarles por la justicia de sus actos.

Jamás el templario debe ser brutal.

En Coria juré ante al altar y ante su emiencia el Obispo ser Sabio, Justo y Leal. Y así cruzaron la espada sobre mis hombros y cabeza, nombrándome Caballero del Temple desde entonces y para siempre.

Si no cumpliera lo prometido pido a Dios piedad por mi alma, al mismo tiempo que atraiga sobre mi el mayor de los castigos.